Alquilar una vivienda sigue siendo una forma eficaz de rentabilizar el patrimonio inmobiliario, pero ser propietario implica mucho más que recibir el pago mensual. En Barcoland sabemos que los conflictos entre dueños e inquilinos son habituales, por eso hoy te contamos cómo prevenir y manejar los cinco problemas más frecuentes.
1. Impago del alquiler
La Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) obliga a pagar la renta en el plazo acordado. En caso de impago, lo mejor es reclamar por escrito, preferiblemente mediante un burofax que deje constancia. Antes de llegar a la vía judicial, la ley exige intentar un acuerdo extrajudicial. Además, contratar un seguro de impago puede ser un aliado para cubrir rentas atrasadas y costes legales.
2. Molestias a vecinos
Los ruidos excesivos o fiestas constantes pueden generar conflictos en la comunidad. La Ley de Propiedad Horizontal prohíbe actividades molestas, y el propietario debe intervenir para evitar sanciones o problemas legales. Incluir en el contrato una cláusula que obligue al inquilino a respetar las normas comunitarias es fundamental.
3. Daños en la vivienda
El mantenimiento básico corre a cargo del propietario, pero los desperfectos por mal uso deben ser asumidos por el inquilino. Realizar un inventario detallado con fotos al inicio del contrato ayuda a resolver disputas al final del alquiler.
4. Subarriendos no autorizados
El subarriendo sin consentimiento es motivo para rescindir el contrato según la LAU. Si sospechas que ocurre, actúa con rapidez para proteger tu propiedad.
5. Uso indebido de zonas comunes
Objetos abandonados en pasillos o escaleras pueden causar conflictos en la comunidad. Es recomendable dejar claras las normas en el contrato y, si es necesario, mediar para solucionar estas situaciones. En Barcoland recomendamos mantener siempre una comunicación clara y documentada, tener un contrato bien elaborado y actuar con rapidez ante cualquier problema. Así, ser casero será una experiencia rentable y sin sobresaltos.
